viernes, 5 de marzo de 2010

Renovación Urbana o Caminando por Santiago Centro veo en cada esquina blocks de departamentos sobre lo que fueron casas familiares.


¡Pobres fantasmas! cómo los desestabilizan tanto, ¿a dónde van asohora a aspaventar a los vivos, a dónde van a poder cumplir con la acción y efecto de manifestarse si les derrumban la casa donde penan? o a dónde si, como a la casa de mi abuela, la convierten en discoteca. El fantasma de la casa de Todos Santos debe estar bien desorientado porque la cocina donde cada jueves se esmeraba en el ritual de sacar y meter tenedores del cajón, ahora es bodega para botellas, plásticos y ropa olvidada; la sala donde fue velado es una tarima para karaoke en la que estridentes voces licorosas chillan canciones supervaloradas: ...mujeres, lo que nos piden podemos, si no podemos no... !huac¡, imposible recrear ahí cualquier escena in artículo mortis; pobre fantasma que era el único merodeador nocturno, ahora tiene que vérselas con muchachos borrachos que en su etílica inconsciencia no distinguen la pálida transparencia. O bueno, para no ser tan light, qué tal que el ritmo de los tiempos les convierta la casa en algo más feo que una fosa común, algo como un cuartel de skin heads donde hay más pena que la pena del alma en pena.
Cada vez que paso por una antigua vivienda que el progreso echa abajo me compadezco de sus espíritus en ancla y es que ellos como yo somos los únicos que no queremos entender eso que municipalidades y constructoras explican, que nada es para siempre dicen, pero frente a lo del buen uso del terreno y la optimización del espacio y la expansión urbana vertical, ellos y yo más nos sumamos a lo del intacto mantenimiento del patrimonio arquitectónico; es por eso de tanto ladrillo sudado, de tanta deuda que costaron, de tantas veces que se abrieron y cerraron las puertas para dejar pasar y salir a la historia, ay, tantas cositas diarias, tanta realidad anciana a la que quieren dar eutanasia.
Lo que pasa es que los fantasmas y yo (que tengo simpatía por ese gremio porque de tanto conocer la muerte ya me siento fantasma adelantada) le tememos al olvido.
Pero nada, ya que el espacio urbano es vertiginosamente cambiante como lo informan Shcmklosthin y asociados (estudio arquitectónico) o Shcmklosthin y Shcmklosthin (inversiones) o Shcmklosthin del Sur (aseguradora), los fantasmas y yo hemos tenido que hacer uso de la tecnología de archivo y usar cámaras fotográficas digitales, vídeos aficionados y grabaciones de audio, ellos se aparecen ahí para poder recodar detalles necesarios en las proyecciones astrales que conforman su último lugar y yo, para registrar donde anduve imaginando historias (lo que a nadie le interesa en realidad). Fantasmas en la globalización y en el siglo XXI, pobres, ya les vienen a causar estrés.

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