martes, 8 de mayo de 2012



ya es hora de narrarte, me digo
y no rayo
y es que pasa que eres más que cualquier palabra
pasa que poco corresponden las palabras a lo que nombran,
que no podría quitarte ni una sola partícula de significado,
no necesito reducirte en un nombre para llamarte
aquí estás; entero, exacto a lo que eres, sin la pérdida del detalle que afecta al narrado;
no necesito componer lo que ya suena sinfónico, irreparable.
Extrañamente la poesía no es necesaria,
extrañamente, no puedo.
Y sé entonces que el volumen poético me fluía de la falta
que cambiar el campo semántico usado para lo que por ser tan poco necesitaba de muchos nombres
al campo semántico que contenga nombres para lo que no necesita ser nombrado, me requerirá desvelo.
Era fácil poemar de lo ennegrecido
pero no de tu intención limpia de metáforas
de tu sonrisa sin incógnitas aptas para estrofar de dudas
de tu iris sin nubes que rimen con "tela de ojo"
de tus cicatrices con honra, no aptas para exihibirse
de tanta sustancia que eres, sin necesidad de que se la nombre.
Es que si de voces hacemos que hable la voz, la tuya gruesa dejo rebotes, ecos en mi sien que rasgan todo título y todo intento de transcribirte es imposible sin esos antiguos silencios.
Ahora veo que no soy odista si no poeta lacrimosa
y este verso estrecho y limitado es, solo por aferrarme a la costumbre.