domingo, 28 de marzo de 2010

Madre, padre... lejos de Jim Morrison


-¿Father?

-yes son

-i want to kill you.

-Mother...i want you.

(The doors)


¿Por qué madre me enseñaste a amar de esta forma que me vulnera tanto? Entre el amor o la defensa escogiste lo primero para enseñar; entre matar y morir: morir; entre dañar y pelear: poner la mejilla; entre hablar y sermonear: escuchar; entre pedir y recibir: dar; entre ser y tener: regalar.

¡Los zapatos del otro o los pies descalzos, que al final todo es prestado!

Apostaste a lo más alto y me trepaste a donde hay pocos pares, a donde es solitario, tal vez te falló tu instinto de mamífero, el de incubar la sobrevivencia y es que la mayoría de madres, madre, enseñan a atacar primero. Ahora que ya no bebo de tu leche, sé que podría hacer una elección diferente, una renuncia conciente a tu escuela no ortodoxa de la ortodoxia de perogrullo, pero ¿cómo hacerlo? si ya me mostraste lo irrenunciable por perfecto, lo inevitable por paradigmático, lo abrazable por utópico, lo incontrovertible por inteligente, lo superior por divino. Ahora que soy madre hasta enseño lo mismo: más para la trascendencia menos para el mundo.

Encima, de ti padre aprendí el poder del placer y su residencia en el cuerpo, viéndote en escasez y en excesos aprendí a lavarle de culpas, a ponerlo en su justa medida, la forma justa del amor, de verte aprendí que no le es contradictorio. Imagina madre entonces qué tan deshabilitada para este mundo de egoísmo me hicieron ustedes dos, me pusieron en antagonismo; ¿no sabían acaso que aquí todo se maneja como estipendio?, el objetivo es el dominio, ganar o ganar, el querer es competencia de querer menos, el sentir es menos sentir y la victoria es abandonar al que queda amando. La realidad es diferente, madre, padre, como lo debieron haber notado, hoy por ejemplo no hay quien entienda, no hay quien acepte, no hay quien no abuse, no hay quien no ridiculice lo que me enseñaron. Ayyy padre, el resultado es esta soledad y aún más porque ustedes tuvieron la bondad de morirse.

Madre, consuélame recordando que es algo lo que voy dejando en el camino, las miguitas de Hansel, dime que voy haciendo la diferencia, que el camino largo es de más provecho, pero humanízame la recompensa que no la quiero en la otra vida y hoy estoy en mi monte de olivos. Padre dime que nadie me quita lo bailado y dime, por favor dime, que mis células no se reproducirán locas y solas dentro mío, que no moriré de cáncer por acumulación de tanto amor adentro, como ella; dime que no moriré de un aneurisma, de estiramiento de la vena por los litros y litros de sangre que la pasión bombea, como tú.

Denme alguna señal ectoplasmática de que habrá alguien que acepte mi amor, qué sea él, si es posible, que yo sé de lo que es capaz aunque él mismo no lo sepa, vaya!!!!, algún consuelo por hacer lo correcto.

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