jueves, 9 de diciembre de 2010

Antropoceno


La muy exigua parte del porciento,
imperceptible integrante del enorme hato,
un micrón midiendo el paralelo 0,
la cuadragésima sexta centena de trillón de la colonia de amebas,
una a de la Biblia,
cristal de sal,
y para adentro de la morfología cada una de las células
adolesciendo de aún más minúsculidad.
Así haz la cuenta y dime, si somos miniatura
¿de qué soberbia provino ese nombre?
“antropoceno”
¿de la muerte de la sinapsis?
¿de qué científico complejo occidental?
Es una tontonimia,
ni siquiera un pleonasmo,
una percolación de la estupidez egoteórica al lenguaje.
Antropoceno: era de la automitomanía,
de la obsesión por catastrar la incontabilidad,
de la astigmatica negación de la otredad natural,
del miedo a sabernos de Lilliput,
del temor a conectar
lo menor con lo mayor que es menor de otro mayor, que es de otro mayor menor.

No hay comentarios: