Una vez que
pase la época de las grandes conmociones
(Porque va a
pasar, lo dicen sagradas manifestaciones)
Y que se dé
paso a las periódicas pequeñas agitaciones.
Una vez que
se asiente la lluvia torrencial,
(porque se
va asentar, lo dice la tierra que la conoce)
Y que se dé
paso a la episódica brizna.
Entonces y
ahora, agradeceremos las aterradoras, las terroríficas fuerzas
que
limpiando abrojos bruscamente arreglaron la ruta
y prepararon
el adentro para el imponente romper de las flores de nuestro querer.
Y ya nos
vimos, ya
capaces de
combinar tensiones con alegrías,
de
desprendernos de la razón y otras posesiones,
ya buscamos y
bajamos bendecidos del refugio en las alturas, ya.
Ya fuimos
ese alguien capaz de cuidar de lo más reverente, ya.
No habrá que
lamentarse por nada, ni por el temblor,
todo se
ordena naturalmente
y lo que es
bueno que se había perdido será devuelto
por su
propio derecho
y lo que es
bueno que no se ha tenido será entregado en ofrenda
por ese
fuego purificador.
¿Hasta cuándo
estarás conmigo?
Mientras sea
esta viva mortal
y muerta más.
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